En este apartado tan sólo doy a conocer las terapias y técnicas de mejora existentes en el ámbito de la discapacidad.
El Test de Cubos del WISC-IV mide la percepción visual, la capacidad de establecer relaciones espaciales y la coordinación visomotriz. Es una prueba estandarizada que frecuentemente también aplican en niños con NEE.
El niño dispone de 9 cubos para realizar diversos diseños. Estos cubos tienen colores en sus 6 caras, unas son rojas, otras blancas y otras mitad rojas y mitad blancas.
Al principio se presenta un modelo real que construimos delante del niño y que él debe reproducir. Posteriormente, el niño tendrá que componer diseños que aparecen dibujados en unas láminas, siempre dentro de un tiempo límite, existiendo en los items más avanzados bonificación por acabar antes del tiempo señalado. Lo que siempre me he preguntado es: ¿Se adecúa el límite de tiempo a las características físicas de cada niño? No tardará lo mismo un niño con las habilidades motrices completas, que un niño con tetraplejia y/o espasticidad; independientemente de su inteligencia.
Esta tarea requiere capacidad de visualización espacial, tanto a la hora de percibir los diseños-modelo, como de reproducirlos. Una planificación general de la tarea produce mejor resultado que una actividad de tanteo y ensayo-error.
Al tratarse de una prueba no verbal puede perfectamente aplicarse a sujetos con afasias. Pero… ¿existe algún parámetro qué tenga en cuenta la disgregación entre habilidades cognitivas y motoras que presentan algunos niños con discapacidad física?
Dejo la pregunta en el aire…
Por esa razón, no se debe atribuir el bajo desempeño en un test cognitivo a una baja capacidad intelectual, cuando éste pueda ser causa de discapacidades motoras o sensoriales.
Antes de examinar a un niño con discapacidad física, se debe familiarizar con sus limitaciones y con su manera preferida de comunicación. Por lo que para estimar la capacidad de los niños con discapacidades físicas deben usarse otros test especiales, que complementen en WISC.
Bibliografía consultada:
Manual Wisc 20141 en: http://es.scribd.com/doc/67951018/Manual-Wisc-20141
El yoga es un conjunto de técnicas físicas y mentales que permiten a la persona encontrar un equilibrio integral a través de la toma de conciencia del cuerpo, las emociones y los pensamientos.
Yoga en Sánscrito, significa unión. Esta unión contempla la alianza de la persona con ella misma (cuerpo, emociones, mente, ser) y con lo que le rodea (sociedad).
En las personas con discapacidad es un factor a tener en cuenta, puesto que tenemos limitaciones, pero también poseemos cualidades y potenciales.
Beneficios del Yoga en la discapacidad:
- En general aporta un beneficio a nivel del sistema nervioso central
- Mejora la movilidad del cuerpo y la conciencia corporal
- Genera un tono muscular adecuado que proteja articulaciones y estructuras óseas
- Mejora el movimiento y flexibilidad de las articulaciones
- Incrementa la capacidad torácica y por tanto el flujo sanguíneo mediante una respiración más eficiente y completa
- Cambia la auto-percepción y el auto-concepto mediante el desarrollo de la consciencia testigo
- Aumenta la confianza en uno/a mismo/a
- Ayuda a aceptar mejor actitudes hacia el resto del mundo
- Ayuda a tolerar mejor la frustración generada por las dificultades o limitaciones físicas y mejora la autoestima
- Mejora la capacidad de enfrentarse a nuevas situaciones con actitudes originales y creativas gracias al desarrollo de los dos hemisferios cerebrales
- Mayora la adaptación al medio y a la realidad mediante la unión e integración de uno mismo y con el mundo.
Es totalmente normal que cuando una persona, después de haber sufrido un accidente, o una enfermedad, la cual le ha dejado como secuela tener que estar en una silla de ruedas, se sienta incapaz de salir adelante por medios propios y piense que siempre deberá depender de alguien más para poder hacer sus cosas.
Esta situación modifica totalmente sus condiciones de desarrollo y socialización a la que estaba acostumbrado, por lo que se pueden hundir en estados depresivos, pensando que su vida ha terminado.
En estos casos, la familia suele sobreproteger por el miedo de dejarlos salir solos a la calle, por los riesgos que ello conlleva, limitando así, la oportunidad de salir adelante e integrarse en actividades que le ayuden a superar lo que pasó.
Los hay, también, que ni siquiera asisten a una rehabilitación adecuada a su discapacidad, de manera que el cuerpo se va deteriorando y adquiriendo mayores malformaciones tanto de postura, como las ampollas que se hacen cuando se estar tanto tiempo en una misma posición (escaras).
La persona, al no seguir una rehabilitación, va adquiriendo mayor dependencia de los miembros de su familia como son la esposa, los hijos, o los padres.
Así la adaptación a la discapacidad ha sido descrita a través de una serie de etapas importantes. Estas etapas son normales y esperables, sin embargo, no se presentan nítidas, ni en un orden específico. Las personas difieren en cómo avanzan a través de estas etapas. Algunos avanzan más rápido que otros, algunos pueden saltar una etapa o recorrerlas en un orden diferente.
Por lo tanto, las dificultades en la adaptación existen cuando el individuo tiene problemas para resolver una de estas etapas o se queda estancado en una de ellas, deteniendo así el avance hacia la fase final de la aceptación. La adaptación es un proceso a lo largo de la vida, donde los aspectos emocionales de la discapacidad pueden ser un factor importante en la determinación de los resultados y beneficios de todos los esfuerzos de rehabilitación.
El impacto dependerá de algunas variables, entre las más significativas está la edad de la persona:
- En edades tempranas, el impacto será menos agresivo a medio y largo plazo, ya que el niño aprende a encajar su discapacidad en los inicios de su proceso de socialización. Por supuesto, será fundamental la respuesta y el apoyo familiar para desarrollar una evolución normalizada.
- Sin embargo, resulta más difícil encajar una discapacidad cuando se está viviendo una fase evolutiva en la que prima las relaciones sociales, como es en la adolescencia y edad adulta. La persona se enfrenta, no sólo a unas limitaciones nuevas, sino también a un proceso de asimilación y aceptación más abrupto, ya que existe un estilo relacional previo y unas experiencias con las que comparar, lo que suele generar mayores niveles de frustración.
Mientras que varias etapas han sido descritas en la literatura, las siguientes son las más comúnmente descritas:
INCERTIDUMBRE
Cuando los síntomas aparecen por primera vez pero el individuo no ha sido diagnosticado, puede sentirse preocupado y confundido. Puede preguntarse: "¿qué está mal en mi, y qué me pasará?". Dado que muchas discapacidades tienen una naturaleza cambiante e impredecible, la incertidumbre puede no quedar nunca completamente resuelta. Los planes de cara al futuro pueden necesitar ser continuamente revisados.
SHOCK
El choque se refiere a un estado de aturdimiento, que puede ser, tanto psíquico como emocional. Es una reacción al trauma, como puede ser el escuchar un diagnóstico. Puede durar desde unos breves momentos, hasta algunos días, o aún más. El individuo es incapaz de comprender la magnitud o severidad de la discapacidad o sus efectos.
NEGACIÓN
La negación es inicialmente una reacción normal o un mecanismo necesario de defensa. Protege al individuo de abrumarse psicológicamente, asegura que no hay depresión. La negación es nociva sólo cuando interfiere con el tratamiento o los esfuerzos de rehabilitación. Con el tiempo, la negación se debe "suavizar", es decir, el individuo reconoce emocionalmente lo que le ha pasado.
DEPRESIÓN / PENA / DUELO
La negación lleva gradualmente a un aumento del reconocimiento de la situación, en este punto emergen la pena y la depresión. Junto con ella se puede observar una disminución de la autoestima. Estos sentimientos se consideran una reacción normal a una pérdida real, tal como una enfermedad o la pérdida de una parte o una función del cuerpo. Los sentimientos de depresión pueden incrementar para que las respuestas de otras personas, antes gratificantes, no disminuyan.
La depresión puede expresarse como hostilidad externalizada y culpa frecuentemente dirigida contra los miembros de la familia.
Se ha dicho que la pena es la más dolorosa de todas las emociones humanas, a la vez, se ha descrito como la más "curativa". El individuo puede afligirse su imagen corporal, por función, por las satisfacciones previas que pueden ahora ser negadas, y por la pérdida de expectativas futuras basadas en esa función.
ACEPTACIÓN
La aceptación no implica ser feliz en cuanto a la discapacidad. Más bien hace referencia al abandono de falsas esperanzas y la exitosa adaptación a los nuevos roles basados en las limitaciones realistas y los nuevos potenciales. El individuo continúa con su vida cotidiana, mientras la discapacidad se contrae en importancia y otros aspectos de la vida crecen en significación. El individuo se siente cómodo con el sí mismo cambiado.
Algunas de las personas con parálisis cerebral tienen asociados déficits sensoriales o preceptivos, como puede ser la orientación espacial. Hecho que lleva a tener una mayor dificultad en tareas cotidianas como la deambulación urbana o el simple hecho de hacer un lazo.
Curiosamente, un día me empeñé en que un amigo mío jugara al tres en raya conmigo. Esa persona tiene problemas de orientación espacial con lo cual, la dificultad que le suponía entender la dinámica del juego, le hacía oponerse a jugar. Pero ni cabezonería me llevó a idear un esquema de comprensión visual, realizando un paralelismo entre el tablero de tres en raya y la estructura numérica de un teléfono, ya que ambos coinciden en ser un cuadrado dividido en nueve partes.
La visualización previa de un elemento familiar y ya almacenado en la memoria a largo plazo, hacía que los cuadrados del tablero se relacionaran con los botones numéricos, estableciendo así una señalización visual que actuaría de elemento referencial para la posición de las fichas. Es decir, el paralelismo entre ambas estructuras actuaría como señalización de ayuda para la ubicación, utilizando tanto a la memoria a largo plazo como la visual.
Esta dinámica, ayudó a la persona a mejorar la orientación en el tablero. Lo cual puede indicar que el tres en raya puede ser una técnica para mejorar la orientación espacial.
Sin que este artículo pretenda afianzar una hipótesis bastante débil, puesto que sólo ha sido probada con una persona, he querido compartir la experiencia positiva en este espacio.