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Hoy quiero hacer llegar un artículo de Rocío, una chica con parálisis cerebral, trabajadora social y que nos permite transmitir una experiencia vivida por unos pocos y desconocida para muchos.

A través de su relato nos podemos identificar en la lucha constante por ser uno más.

Debo decir que soy la primera en sentirme identificada con su relato, obstáculos y peripecias por ser una más. Pienso que a través de vidas compartidas, podemos ayudar a personas que empiezan el camino, para que se sientan comprendidos, ayudados y tengan fuerzas de luchar por una meta.

Una meta común y diferente a la par, donde convergen el deseo de la inclusión y la barrera de la sobreprotección, ya no sólo familiar sino social. Un camino quizás difícil que con las palabras de Rocío puede ser más llevadero y crear energía y fortaleza para ser, como ella dice uno más.

 

Mi lucha o más bien la de mi familia, ya que yo en ese momento era muy pequeña comienza cuando tengo que empezar a ir al colegio, las personas que me valoran se empeñan en que debo ir a un colegio de educación especial en lugar de a uno de integración después de mucho pelear y gracias a que hablé entré en el colegio.

Cuando termina el colegio empieza el instituto nuevas dificultades como por ejemplo: como coger apuntes unas veces te los pasan los profesores, pero otras eres tú misma la que tienes que hablar con ellos para pedírselos o pedírselos a los compañeros, quizá esta fue mi primera forma de aprender a pedir ayuda.

Acabada esta etapa otra vez a pensar que hacer, tengo muy claro que quiero seguir estudiando, aunque mi idea es hacer bachillerato el equipo de orientación del instituto dice que no tengo capacidad para ello, y me aconsejan que haga un grado medio de comercio, termino el ciclo y sigo convencida de que quiero hacer el bachillerato, y me matriculo a pesar de que mucha gente se negaba. Es verdad que me costo un poco,  pero al final lo consigo terminar.

A continuación quiero hacer integración social me matriculo en un centro donde me niegan la plaza alegando que hay contenidos que no puedo aprobar debido a mi discapacidad, tras un año sin hacer nada me matriculo en otro centro donde no había ascensor y traen de otro centro un salva escaleras y cuando me voy del centro ponen el ascensor.

A continuación me matriculo en la Uned en trabajo social en 2010 termino mi carrera, al poco tiempo y gracias a un convenio que firma la Federación Castellano Leonesa de parálisis cerebral encuentro mi primer trabajo, estuve durante un año trabajando en la Junta de Castila y León como auxiliar administrativo.

Actualmente soy miembro de la junta directiva de Aspace Valladolid, aunque llevo implicada en el mundo asociativo de la discapacidad desde los quince años, porque creo que somos nosotros mismos los que debemos defender nuestros derechos y demostrar que con los apoyos necesarios podemos formar parte de la sociedad. 

Rocío Molpeceres Olea

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