Es curioso, si nos fijamos todo lo realmente importante se encuentra en nuestro interior: la emoción, los sentimientos como el amor, la amistad e incluso todo lo que nos da vida se encuentra dentro nuestro, como son los órganos vitales. En definitiva, lo significativo no es visible ni oíble, con frecuencia. Y lo más importante, es que nuestra capacidad también surge de nuestro interior.
Entonces, ¿por qué damos tanta importancia cuando algo no es visible o es diferente? Si la naturaleza ha hecho rica a cada especie, donde hay mil formas de supervivencia, de comunicación o de desplazamiento. ¿Por qué nuestra especie se ha vuelto reduccionista en algunos aspectos a la vez que sigue evolucionando en otros? Y lo que con más frecuencia me pregunto: ¿Por qué si la naturaleza no puso cánones a la hora de su creación, sí que los ponemos nosotros?
Con esto quiero llegar a la diferencia que subyace ante la llamada discapacidad o diversidad funcional. ¿Por qué decimos que una persona ciega no ve, cuando somos nosotros que no somos capaces de ver como ellos lo hacen? Como dijo Stevie Wonder: “Sólo porque un hombre carezca del uso de sus ojos, no significa que carezca de visión.” Nuestras propias reducciones nos hacen no poder observar con el resto de sentidos. Lo mismo aplicamos ante una persona sorda: no oye ¿por qué, por qué no lo hace a través de sonidos? ¿Y nosotros, apreciamos las vibraciones que hay alrededor nuestro? Y podía seguir enumerando todos los reduccionismos que solemos hacer con cada diversidad funcional, sin percatarnos que tan sólo se tiene otra forma de funcionar o, mejor dicho, otra manera de hacer las cosas.
Y ante esta verdadera “incapacidad” de no saber apreciar otras formas de hacer lo mismo, cuando alguien se encuentra con una persona que no se comunica oralmente, ya se dispara el sistema de alerta: mec, mec, mec….: es diferente, pobre, no puede hablar, y si no puede hablar o no se le entiende cuando habla… es que, pobre, será tonto/a, que lastima.
Sí, es una lástima no saber divisar que hay otros métodos de comunicación, no sólo el oral o el escrito; que la capacidad del ser humano va más allá de poder pronunciar sílabas o no. Que en ocasiones con tan sólo la mirada se puede llegar a ser doctorado/a. Porque la capacidad va más allá de la mera funcionalidad motora o sensorial.
Y es que para sentir no necesitas idiomas, para compartir no necesitas oír ni para ofrecer necesitas ver. Pero para entender se necesita aprender y para ello aceptar que hay diferentes formas de funcionar.
“No tengo una discapacidad, tengo una habilidad diferente.” -Robert M. Hensel.