En la sobreprotección familiar surgen conflictos a menudo, además de los típicos de los valores y pensamientos que nos quieren inculcar la familia como a cualquier otro hijo, aparecen miedos y preocupaciones propias de los padres o familiares que conviven con la persona con diversidad funcional.
Estas discusiones familiares de carácter cotidiano, surgen en todos los hogares hayan personas con discapacidad o no. Lo que pasa es que en una situación sin discapacidad, cuando ambas partes ven que no pueden llegar a un acuerdo por la alteración o ofuscación, el adolescente o joven tiende a salir un rato de casa buscando la calma o evadirse. Esta acción o comportamiento puede evitar que el conflicto vaya a más, otras veces, esta acción favorece el diálogo y entendimiento posterior para llegar a un acuerdo entre ambas partes.
Pero esta alternativa la mayoría de personas con discapacidad física no pueden llevarla a cabo, dado que les es difícil salir de casa sin ayuda de un tercero. Lo cual, muchas veces, lleva a la resignación de la decisión que toman los cuidadores o la familia. Hecho que puede conducir a la dificultad de la autonomía, libertad de creación de la propia identidad, además del sentimiento de frustración.
En otras ocasiones, la discusión se eleva hasta puntos trascendentes, donde ambas partes se recriminan cosas que luego se arrepienten. Eso sucede por falta de un espacio de oxigenación, donde calmarse e intentar comprender.
Es por eso que una manera alternativa para encauzar las discusiones, sería acordar espacios propios dentro del hogar para cada miembro de la familia y, cuando aparezca una situación tensa, darse un tiempo para reflexionar de forma individual sobre los diferentes puntos de vista.
Una vez hecho esto, se deben reunir y acordar una medida intermedia, donde la persona con diversidad funcional no sea siempre el que se resigne ni tampoco la víctima.
Entre todos debemos actuar como si la discapacidad fuera una característica más de la persona, no un condicionante que lleve a tener más cuidados o protección.
Debemos pensar, que con los recursos adecuados, las personas con discapacidad tenemos que convivir como el resto de los miembros de la comunidad.